Cuando nos diagnostican diabetes, es normal que una de las indicaciones del doctor sea la de hacer ejercicios. Pues claro, si mover el cuerpo es esencial para controlar esta enfermedad. Sin embargo, muchas personas ponen exactamente la misma cara que el tipo de la foto de arriba cuando les dicen eso. Al cabo de unos segundos comienzan con una lluvia de excusas (que en algunos casos más bien parece tormenta).
De todos los argumentos para NO hacer ejercicios, estos son los más frecuentes según la experimentada nutricionista estadounidense Elaine Magee:
1. ¡No es divertido!
Si el tipo de ejercicio que haces no te parece divertido te proponemos lo siguiente: piensa en todas las actividades que se te ocurran (caminar por un parque, jugar fútbol, nadar, entre otras) y escribe las que consideres más divertidas. También piensa en los ejercicios que no te gustan e intenta averiguar por qué. Eso te dará pistas acerca de lo que necesitas para que un ejercicio sea divertido.
Ejemplo: si no te gustan los ejercicios que hay que practicar en solitario, entonces es que prefieres los que se hacen en grupo o equipo. Si crees que hacer ejercicio en casa no es divertido, entonces piensa en caminar alrededor de un parque, aprender a bailar, entre otras.
2. ¡No tengo tiempo!
Esta es clásica. Pero míralo de esta forma: tenemos tiempo para lo que realmente queremos hacer y tenemos tiempo para lo que tenemos que hacer.
Si hacer ejercicio nos parece divertido, se transforma en algo que queremos hacer y nos damos el tiempo para hacerlo.
Si el ejercicio nos ayuda a controlar el nivel de azúcar en la sangre y el peso, como efectivamente lo hace, entonces tenemos que hacerlo por nuestra salud.
Para una persona con diabetes, la falta de tiempo no puede ser una justificación para no hacer ejercicio. Es un hecho científico que la actividad física contribuye a que el organismo mueva y use el azúcar del flujo sanguíneo. Aunque sea una caminata de 10 minutos: debemos hacer ejercicio.
3. ¡Me aburre la rutina!
Es cierto, en ocasiones cuando hacemos continuamente lo mismo nos terminamos por aburrir o cansar. Por eso es ideal tener un plan de ejercicios; 2 veces por semana hago un deporte, otros 2 salgo a caminar y el resto de los días hago treinta minutos de ejercicios en casa.
La rutina es un impedimento que podemos vencer fácilmente con creatividad, invertir los horarios, las rutas, los ejercicios que elegimos, etc.
4. ¡Hace mal tiempo!
Como dice el dicho, al mal tiempo buena cara. Y claro, no podemos dejar de movernos por un par de gotas que caen del cielo. Siempre hay que tener un «plan B». Existen los gimnasios, multicanchas techadas, ejercicios en casa o salir con un amigo a caminar bajo la lluvia, una experiencia que puede ser muy energizante. La ducha caliente después del ejercicio es verdaderamente terapéutica.
Los ejercicios, aparte de controlar nuestros niveles de azúcar en la sangre, nos llenan de endorfinas, una hormona que nos entrega placer y felicidad. No cuesta nada sentirse bien. ¡Anímate y mueve ese esqueleto!
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