L.N. E.D Beatriz Ríos Gómez
La modernización alimentaria ha llevado a una mayor disponibilidad de alimentos industrializados que han tomado protagonismo en prácticamente todos los sectores de la población. A pesar de que son bien conocidos los beneficios de una dieta rica en alimentos sin procesar, el aumento en el consumo de productos comerciales es cada vez mayor. En la actualidad existe una oferta muy amplia y cada vez más creciente de productos alimenticios creados específicamente para las personas que viven con diabetes. Estos productos prometen mejorar los niveles de glucosa, reducir al mínimo las dosis de medicamentos, mejorar el estado de nutrición, entre muchas otras cosas.
En general, los alimentos industrializados dirigidos a las personas que viven con diabetes se caracterizan por no contener azúcar. El azúcar que consumimos normalmente se llama “sacarosa” y es una molécula formada por dos carbohidratos, glucosa y fructosa. Sin embargo, muchos productos con la etiqueta “sin azúcar” son endulzados con otro tipo de carbohidrato, como el jarabe de maíz de alta fructosa, jarabe de agave, maltosa, entre muchos otros, que también elevan los niveles de glucosa en la sangre.
Hay que aprender a leer muy bien las etiquetas de los productos ya que no siempre los productos “para diabetes” son saludables, pues algunos alimentos que no contienen azúcar, pueden contener grandes cantidades de grasa y sodio.
Es un gran error pensar que el significado del término “sin azúcar” o “producto para personas con diabetes” significa de libre consumo. Ningún alimento, menos aún si es un alimento industrializado, es de libre consumo para ninguna persona.
Además de los productos libres en azúcar, también existen alimentos que han sido suplementados con vitaminas y/o minerales, que se venden específicamente para las personas que viven con diabetes.
Las personas que viven con esta enfermedad están sometidas a un mayor estrés oxidativo, esto significa que sus células se oxidan con mayor facilidad que las de una persona sin diabetes, de ahí la importancia de asegurar un aporte de antioxidantes que neutralicen los efectos de los radicales libres, que dañan a las células de todo el cuerpo. La vitamina E, C y A son excelentes antioxidantes que ayudan a contrarrestar el efecto oxidativo en las células. Es importante señalar que una alimentación balanceada que incluya frutas y verduras variadas durante el día, aporta las vitaminas y minerales necesarios para cubrir las necesidades de estas vitaminas en el cuerpo, sin embargo existen ocasiones en las que se pueden complementar los aportes de micro y macronutrimentos con nutrición especializadas si el médico lo considera necesario.
La evidencia científica de la que se dispone actualmente señala lo siguiente:
- – La suplementación de rutina con los antioxidantes, como las vitaminas E, C y caroteno, no se recomienda debido a la falta de pruebas de eficacia y la preocupación relacionada con la seguridad a largo plazo. Un consumo excesivo puede ocasionar toxicidad.
- – La evidencia no apoya la recomendación de suplementos de omega 3 (EPA y DHA) para las personas con diabetes para la prevención o el tratamiento de eventos cardiovasculares. Lo recomendable es que este nutriente provenga de los alimentos tales como salmón, atún, sardina, trucha, aceite de linaza y canola, entre otros.
- – No hay pruebas suficientes para apoyar el uso rutinario de micronutrientes tales como cromo, magnesio y vitamina D para mejorar el control glucémico en personas con diabetes.
En resumen, los alimentos industrializados para personas que viven con diabetes pueden ser una opción de consumo pero no debe confundirse con alimentos de libre consumo. Para valorar el aporte nutricional de cada uno, es necesario aprender a leer etiquetas para tomar la decisión que más convenga a cada persona.
Bibliografía
Standards of Medical Care in Diabetes 2015. American Diabetes Association. Diabetes Care 2015; 38: (1)