El tipo de diabetes más común en la infancia es la mellitus tipo 1, también conocida como diabetes juvenil. Esta es una enfermedad autoinmune y metabólica que se produce cuando nuestras propias defensas destruyen las células beta del páncreas, causando la deficiencia absoluta de insulina, hormona que se encarga de transportar la glucosa de la sangre a nuestras células, generándonos energía. Si bien la diabetes tipo 1 se detecta a través de exámenes de sangre, existen diversos síntomas y signos que podemos observar desde antes en nuestros hijos:
- Monitorea la frecuencia con la que tu hijo (a) orina y cuánto: cuando existe un exceso de azúcar en nuestra sangre, los riñones responden lavando el exceso de glucosa. Es por esto que los niños diabéticos orinan con frecuencia y en grandes volúmenes. Si tu niño comienza a orinarse en la cama, cuando antes no lo hacía, también podría ser un signo de diabetes tipo 1.
- Infecciones: si tu guagua tiene una erupción severa en la zona del pañal, más grave que una erupción de color rojo, esto se podría deber a una infección que es a menudo un signo de diabetes. Por otro lado, si tu hijo tiene una infección por hongos antes de la pubertad, también es otra señal de advertencia.
- Lleva un control de cuánto líquido toma tu hijo (a): los niños diabéticos al orinar con mayor frecuencia pierden mucho líquido, lo que los hace tener más sed. Por ende, si vez que tu hijo toma más agua de lo normal, es una señal de que está tratando de mantener un nivel normal de agua en el cuerpo.
- Pon atención al nivel de energía de tu hijo (a): los niños con diabetes tipos 1 por lo general se sienten cansados, letárgicos o agotados. La glucosa normalmente abastece de energía, pero sus cuerpos no son capaces de utilizarla de manera correcta.
- Atento al estado de ánimo: si en ocasiones está irritable, mal humorado o con actitudes inusuales, podría ser producto de la diabetes.
- Observa su alimentación: la sensación de hambre intensa es un signo de diabetes, sobre todo cuando se acompaña con un peso constante o decreciente, ya que el cuerpo de tu hijo está tratando de obtener energía a través de los alimentos. La insulina es la encargada de transportar la glucosa a las células de su cuerpo, entonces si no hay glucosa, sus órganos y músculos pierden su energía y esto provoca el hambre excesiva.
- Pesa a tu hijo con regularidad: si tu hijo tiene un buen apetito pero aún así pierde peso o se mantiene a medida que va creciendo, esto podría ser un signo de diabetes. Esto se debe a que el cuerpo busca energía a través de la grasa y músculos, tratando de conseguir el combustible que normalmente viene de la glucosa.
- Revisa la visión de tu hijo: la visión borrosa es a menudo un síntoma precoz de la diabetes.
- Pregúntale a tu hijo cómo se siente: la cetoacidosis diabética (CAD) es una enfermedad que se produce cuando unas sustancias químicas llamadas cetonas se comienzan a acumular en la sangre. Esto causa dolor de estomago, vómitos, náusea, problemas respiratorios, aliento con olor a fruta y en caso extremos, perdida del conocimiento.
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