Existe una gran diferencia entre el hambre y el apetito. Por un lado, el hambre es una sensación física, en donde el cuerpo te avisa que necesita comer como una necesidad básica, mientras que por otro, el apetito proviene de la mente, y es ocasionado por sensaciones y/o emociones.
¿A quién no le ha pasado que siente que come más cuando se encuentra en periodos de estrés y/o tristeza? Pues bien, esto es más común de lo que piensas y por esta razón queremos entregarte algunos consejos prácticos que te ayudarán a manejar la necesidad de «comerte los problemas».
- Muy importante es detectar esas situaciones que te llevan a comer más de la cuenta, por lo que te recomendamos llevar un diario y escribir cuándo comes, cuánto comes y qué es lo que te impulsa a comer.
- Establece patrones alimenticios regulares. Por ejemplo, comer muy poco o saltear comidas conlleva a comer más.
- Evita las tentaciones. Si tu debilidad es el chocolate, evita tener grandes barras de chocolate en casa. Es mejor salir y comprar una barra pequeña cuando sientas la real necesidad de comer chocolate.
- Cambia la manera de manejar el estrés. En vez de comer:
– Realiza ejercicio, mantenerse activo es bueno para la mente y cuerpo.
– Habla con un familiar, amigo comprensivo o algún profesional de la salud mental.
– Date un baño de tina o ducha larga.
– Regalonéate. Escucha la música que te gusta, anda al cine, hazte masajes.
El estrés puede afectar la glucosa de diferentes maneras. Si estás pasando por un periodo de estrés, habla con tu médico, él te ayudará a establecer medidas para un mayor control.
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