El sistema inmunológico funciona igual que un ejército real, «patrullando» distintas regiones de nuestro cuerpo en busca de agentes extraños que lo puedan dañar, como bacterias, hongos, distintos tipos de virus, entre otros.
Este ejército de defensa está formado por glóbulos blancos de diferentes tipos y con distintas funciones. Algunos glóbulos blancos, por ejemplo, atacan directamente a los gérmenes que ingresan al organismo, fagocitándolos (se los comen y destruyen). Otros glóbulos blancos, por su parte, producen unas sustancias llamadas anticuerpos que ayudan a derribar estos agentes enemigos.
Sin embargo, y a pesar de todo este despliegue defensivo, el exceso de glucosa en la sangre altera la función del sistema inmunológico, impidiendo que los glóbulos blancos ejerzan adecuadamente su misión.
Los agentes extraños que ingresan al organismo de una persona con diabetes mal controlada tienen una gran ventaja, ya que el sistema inmunológico funciona mal y no son debidamente rechazados.
Por otro lado, existen otras situaciones que facilitan las infecciones, como la orina retenida por neuropatía. Cuando esto sucede, la vejiga funciona mal y se transforma en el escenario ideal para que crezcan bacterias y hongos, los que tienen gran atracción por la glucosa y orina. Es más, estos gérmenes se alimentan con glucosa y se hacen más fuertes.
Entonces, el exceso de glucosa disminuye la eficacia del sistema inmunológico y al mismo tiempo brinda un excelente alimento para que los gérmenes se vuelvan más indestructibles.
Infecciones más comunes en personas con diabetes
> Infecciones a la piel: preferentemente entre los dedos de las manos y pies, en los pliegues, en las regiones vecinas a la boca, el ano y la región genital.
> Infecciones de las mucosas: como encías, boca, vagina, entre otras.
> Infecciones en los oídos
> Infecciones urinarias
> Infecciones oculares
¿Cómo prevenir las infecciones?
> Inspeccionar la piel y examinar las zonas ubicadas entre los dedos de los pies.
> Revisarse la boca y consultar con tu dentista, aún sin que percibas síntomas.
> Observar las mucosas (boca, vagina, etc.)
> Consultar inmediatamente con tu doctor si percibes molestias en el pene o vagina.
Recuerda que el tratamiento de cualquier infección la debes hacer con asesoría profesional. ¡Una abrazo!