Tanto el azúcar como los almidones son carbohidratos, y cuando son consumidos en cantidades iguales, suben nuestra azúcar en sangre de la misma medida. Por ejemplo un brownie pequeño de 15 g de carbohidratos, tiene el mismo efecto en nuestra glicemia que una rebanada de pan de 15 g de carbohidratos.
Durante mucho tiempo se pensó que nuestro organismo absorbía el azúcar más rápido que los almidones, por lo tanto se les restringía el consumo de dulces a los diabéticos, sin embargo estudios han demostrado que el azúcar sí puede estar dentro del plan nutricional de quien padece diabetes (sólo si el médico tratante lo considera pertinente).
Lo importante es concentrarse en la cantidad total de carbohidratos que tenemos permitidos consumir al día, y no si provienen del azúcar o del almidón.
Recuerden que hay diversos factores que afectan la forma en que el azúcar en sangre responde a los almidones y azúcares. Por ejemplo, debemos considerar qué más consumimos durante la hora que ingerimos un dulce, también tenemos que tener en cuenta la manera en que están cocinados nuestros alimentos, si comimos proteínas o grasas antes de comer un dulce, si comimos muy rápido, etc.
Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer si estamos pensando en incluir dulces o no a nuestra dieta, es ir revisando la respuesta de nuestra glucemia ante el azúcar, revisando nuestros niveles 1 o 2 horas luego de haber comido azúcar.